Los sentidos permiten que la conciencia no quede atrapada en la contemplación. Nada ha de quedar preso en su imagen. Lo que sucede sólo sucede ahora. Mantener en vilo el presente parece ser el destino que se busca.
La sed es el presente puro de la necesidad, un modo ser del alma. Por eso el agua que se bebe ahora tiene que ver con el espíritu del mundo en el instante de darse al hombre. Beber el agua es un acto de pureza, sin más.
La sed busca a la madre. Beber es encontrarse con la madre. La madre está en la sed, como un anuncio de presencia.
El agua es lo que queda cuando el viento ha atravesado la piedra.
El que se busca se sacia de su necesidad.
José Manuel Martín Portales
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