Algo indecible ha encontrado acomodo y regala su efímera frescura al que no cesa de atravesar los áridos caminos, por donde huye el verdadero nombre de las cosas. Por eso, quizá, una brizna de muerte salpica la mirada que se ha entretenido junto la humilde hija de la lluvia.
Algo profundo, sin embargo, como un cielo de tierra o un gesto amable que esconde su amargura, le ha llamado desde la misteriosa certeza con la que suele maniatar la ternura a quien pasa a su lado.
Distraídamente ha comprendido que todo conocimiento es paisaje, y que el camino de lo que va a desaparecer está plagado de presencias que anuncian algo eterno.
Quizá los últimos días de la primavera.
Quizá los últimos días de la primavera.
José Manuel Martín Portales
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