Lo ilimitado muestra su vacío como un don. la Realidad no deja de transformarse en ella misma: lo abismal acude a su nombre para perderse en él.
El que nombra el mar sabe que está mintiendo, sabe que no sabe lo que nombra.
Así también es el presente. Una pura negación. Un sublime estadio de aventura. Así el poema, algo ilimitado latiendo en el ahora-palabra.
Zarandeado una y otra vez, el espíritu descansa en la hermosura, aunque la espuma bulle sobre un pueblo de náufragos. Pero lo que se muestra en la superficie es tan sagrado como lo que se oculta en lo profundo.
El mar esconde lo que muestra. La Totalidad también es monosílaba.
José Manuel Martín Portales
No hay comentarios:
Publicar un comentario